Permite a los pistones funcionar de forma segura cuando la temperatura de la corona alcanza 100°C más que los límites actuales.
Dentro de un pistón de acero se crea una galería refrigerante integral usando una construcción soldada por fricción que luego se rellena en el proceso de fabricación con un aceite a alta temperatura y un gas inerte, antes de ser permanentemente sellada con un tapón soldado.
Al no haber acumulación de carbono en la galería refrigerante, la disipación del calor se mantiene sin obstáculos durante la vida del pistón.
La nueva tecnología es tan efectiva que el flujo de aceite de refrigeración a los chorros de pulverización puede reducirse un 50%, disminuyendo el trabajo de la bomba de aceite, rebajando así las pérdidas parasíticas y mejorando la eficiencia del motor.
El calor extraído del pistón como resultado de los chorros de pulverización se añade a aquel evacuado a través del pasador, de la falda del pistón y del paquete.
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